El comercio electrónico es a día de hoy una disciplina en auge y desde su aparición allá por 1994 ha sufrido una evolución continua, por ello está claro que toda clasificación que se haga esta abogada a verse superada en un periodo mayor o menor de tiempo.
Sin embargo, creo que puede ser interesante comentar las clases y modelos más habituales en la actualidad, para que todos aquellos que quieran lanzarse a la aventura del ecommerce, o simplemente estén interesados en el tema, puedan observar las diferentes opciones posibles.
Con esto en mente vamos a intentar clasificar las formas de comercio electrónico:
- Desde un punto de vista tecnológico
- Según el modelo de negocio
- En base a otro tipo de características
Veamos cada uno de ellos.
Índice de contenidos
#1. Según la tecnología
Detrás de una página web, por simple que sea, siempre hay una tecnología que la sustenta. Una página web en la que además se pueda comprar no iba a ser menos, pero lo cierto es que hay diferentes formas de llevar a cabo esta acción. Vamos a ir subiendo en complejidad desde la forma más simple a la más complicada, tecnológicamente hablando.
Web con botón de pago
La aparición de la plataforma de pago seguro PayPal en 1998 propició que cualquier persona con prácticamente ningún conocimiento técnico pudiera añadir un botón de pago en su página web.
Los requisitos para crear y obtener el botón son muy sencillos y basta con rellenar un formulario para que PayPal nos proporcione el fragmento de código para añadir el botón en nuestra web:
Muchas personas que venden algún tipo de servicio (cursos, por ejemplo) o de productos manuales (artesanía, camisetas personalizadas…) han utilizado esta fórmula que no requiere más que tener una cuenta de PayPal y una web en la que se insertará el botón para comenzar a vender por Internet.
Crear botón de pago con Paypal
Stripe
Aunque PayPal sigue todavía siendo vigente, quizá a día de hoy yo sea más partidario de utilizar Stripe, ya que las comisiones pueden ser algo menores y te permite alguna funcionalidad más.
Por eso es la que he escogido para mi web 😉
Escaparate en Marketplace
Podríamos definir un marketplace como una plataforma online enfocada a la venta en la que distintos vendedores suben sus productos con sus imágenes, descripciones y precios. Así, el usuario encuentra en un mismo lugar el catálogo de productos de diferentes vendedores.
Pensemos en un centro comercial físico en el que hay distintas tiendas y cada una vende lo suyo, aunque comparten el mismo edificio. Un Marketplace es lo mismo solo que en Internet. Amazon, eBay o Aliexpress son algunos de los ejemplos de Marketplace más famosos mundialmente.
Si tienes una tienda física o una serie de productos que quieres vender online y no quieres tener web o app propia subir tu catálogo a uno o varios marketplaces es una buena forma de hacerlo. Te evitas crear y mantener toda la parte tecnológica, pero a cambio pagarás una cuota mensual y una comisión por venta al marketplace.
Tocará hacer números para ver si compensa o no el ahorro en tecnología (en tiempo y en dinero) frente a los costes del marketplace. Hay que añadir un tema importante aquí: al utilizar su plataforma, el marketplace conoce qué, a qué precio y a quién vendes tus productos, con el riesgo que ello conlleva.
- Condiciones de venta en el marketplace de Amazon
- Marketplace TiendAnimal, condiciones
- Condiciones del marketplace de PcComponentes
Tienda Online
Consiste en lo que se nos viene a la mayoría a la cabeza cuando hablamos de “montar un ecommerce”. Es calcar el concepto de tienda física en el mundo digital: un usuario entra a la tienda (un local si es física, una web o una app si es online), mira distintos productos, elige el que quiere, lo paga y se lo lleva (tienda física) o le llega a su casa en un par de días (tienda online).
En ambos casos, la tienda se encarga de comprar el producto a un proveedor, gestionar su stock, ajustar el precio, atender al cliente, declarar el pago y abonar los impuestos correspondientes entre otras cuestiones.
Es fácil ver la similitud de ambos conceptos: los procesos y tareas son los mismos, la única diferencia es el canal.
Para acotar un poco más qué se entiende por “tienda online” vamos a detallar tres características que comparten todas:
- Carrito: el usuario añade distintos productos a su cesta de la compra, de manera similar a como lo realiza en un supermercado.
- Registro: para poder finalizar la compra, el usuario tendrá que crearse una cuenta en la plataforma. Este proceso se puede realizar de diferentes formas en función de los datos solicitados: para comprar es posible que la tienda nos solicite todos los datos necesarios para el envío -nombre, dirección de entrega, teléfono y email, por ejemplo- o que nos permita crear una cuenta simplemente vinculando la cuenta de Google o de PayPal que el usuario tenga previamente creadas en dichas plataformas, siendo mucho más cómodo todo el proceso. En cualquier caso, utilice el método que utilice, el usuario se habrá registrado en la tienda.
- Pasarela de pago: también conocido por su nombre en inglés Checkout. El usuario pagará los productos seleccionados mediante alguno de los métodos de pago habilitados, como tarjeta de crédito, transferencia bancaria, PayPal o Bizum.
A su vez, dentro de lo que son las tiendas online, el software tecnológico que utilice la plataforma marcará también algunas de sus características. Es interesante conocer las distintas posibilidades, ya que algunas se ajustarán más que otras a cada proyecto.
Las más habituales, ordenadas de mayor a menor complejidad técnica para el gestor del ecommerce, son las siguientes:
SaaS (Service as a Software)
En este caso, lo que hacemos es “alquilar” el software necesario para poner en marcha la tienda. Nos ahorramos una gran parte de la gestión técnica: la gestión de servidores, certificados, bases de datos, código… Utilizamos una plataforma enfocada al ecommerce y nos centramos en la administración del negocio, pagando a cambio una cuota y/o comisiones por venta.
Tiene la ventaja de que ofrece la posibilidad de crear un ecommerce a cualquier persona, sin importar sus conocimientos técnicos. A cambio, casi siempre resulta más cara que el resto de opciones. La plataforma de este tipo más utilizada en el mundo es Shopify.
Shopify, monta tu ecommerce muy fácilmente
CMS (Content Management System) Open Source
Según Statista, el tipo de tecnología más utilizada por los ecommerce del mundo. Un CMS cuenta con dos partes: la parte pública de la web que ven los clientes y la parte privada que verán los administradores de la web que es desde donde se gestiona toda la plataforma.
Es tan popular porque el software del CMS es gratuito y muy potente. La desventaja es que requiere de ciertos conocimientos técnicos para tenerlo completamente operativo y para darle mantenimiento.
Si bien es cierto que estas labores se han simplificado bastante con los años, lo cierto es que no son tan sencillas o directamente inexistentes como en el caso del SaaS. En resumen, lo que hay que hacer para tener el CMS operativo y comenzar a vender es:
- Contratar un dominio, que será el nombre de tu tienda online. Ejemplos: yopongoelhielo.com, tiendanimal.es, amazon.com. Es importante saber que el dominio tiene que estar libre (que no lo haya comprado otra persona antes). El precio por año del dominio puede ser de unos 10€ aproximadamente.
- Contratar un hosting e Instalar el CMS en él. En los hostings modernos el proceso es básicamente elegir el CMS que queremos y darle al botón de instalar. Además, el paso 1 se lleva a cabo a la vez que el 2. Hay buenos hostings para empezar desde unos 100€ al año, aunque dependiendo del tamaño que vaya adquiriendo el proyecto es probable que necesitemos ir ampliando el servidor y por tanto los costes.
- Configurar las opciones del CMS, instalar los plug-ins que necesitemos. Los imprescindibles son los métodos de pago y el de la forma de envío.
- Definir y crear las categorías del catálogo de productos
- Subir los productos: nombres, fotos y precios, principalmente,
- Testar que todo funcione como se espera: probar que los módulos de pago funcionan en los diferentes navegadores de PC, móvil y tablets y que las transacciones se registran correctamente.
- Lanzarlo y publicarlo.
Como se puede ver, el coste anual es relativamente bajo (poco más de 100€), pero conllevará la realización de tareas más o menos complejas. A día de hoy, los CMS Open Source gratuitos más habituales son Prestashop y WordPress con el plugin WooCommerce.
- WooCommerce: el plugin de ecommerce para el CMS WordPress. Estupendo para proyectos pequeños o medianos
- Prestashop: un CMS para ecommerce medianos y grandes
CMS de desarrollo a medida
Enfocado generalmente para grandes proyectos. Necesitará de un tiempo de desarrollo que el resto de opciones para montar tu tienda online no requieren. A cambio, es mucho más flexible, generalmente más seguro y se adaptará a nuestro proyecto tanto como necesitemos.
El desarrollo puede ser totalmente a medida o utilizar un CMS como Magento en su versión de pago sobre la que desarrollar lo que necesitemos. Está muy dirigido a integraciones con otras herramientas, como ERP (Enterprise Resource Planning) o CRM (Customer Relationship Management)
En este caso, al necesitar de código no preexistente, la parte técnica cobrará todavía más importancia, habiendo normalmente un equipo de desarrolladores detrás, con el coste que ello supone. No resulta barato, ya que estamos hablando de proyectos con presupuestos de bastantes miles de euros. Ese es el orden de magnitud en el que nos movemos si utilizamos esta clase de soluciones.
Magento: CMS para desarrollo a medida
Marketplace
Ya hemos definido anteriormente lo que es un Marketplace y hemos comentado las diferencias con una tienda online. Desde el punto de vista tecnológico, estamos hablando de la cúspide en cuanto a complejidad, ya que, aparte de contar con todos los elementos con los que cuenta un ecommerce normal, se añade una capa de profundidad: la de los vendedores.
En una tienda online el vendedor es la propia tienda. En un marketplace son los diferentes vendedores los que gestionan cada uno su propio catálogo de productos a la venta. En este caso la propia tienda puede vender todos, algunos o ninguno de los productos que se ofertan en el marketplace, ya que su modelo de negocio no es la venta en sí, sino cobrar una cuota y una comisión por venta a cada vendedor.
Generalmente, por el modelo de negocio es más complejo de gestionar que una tienda online, ya que hay ciertos factores que dejas en mano de los vendedores (la logística, principalmente) y que por tanto no controlas tú.
Recomendación
Si estas pensando en montar tu ecommerce y no cuentas con un presupuesto abultado, lo más habitual y lo que te recomiendo en función de tus capacidades técnicas es lanzar una tienda online utilizando un SaaS (más caro, pero más sencillo) o un CMS gratuito (más barato, pero requerirá llevar a cabo labores de carácter tecnológico).
Cualquier otra opción es demasiado compleja (marketplace), muy cara (CMS de desarrollo a medida), muy poco flexible (web con botón de pago) o demasiado impredecible (catálogo en marketplace).
Una vez vista la tipología de comercio electrónico según la tecnología utilizada, pasemos al segundo criterio clasificatorio: el modelo de negocio.
#2. Según el modelo de negocio
La tecnología no es el único criterio por el que pueden clasificarse los ecommerce. Hay otros aspectos que se pueden utilizar para diferenciar clases, por ejemplo, el modelo de negocio, según se base en la venta de productos o servicios.
En el comercio electrónico, como en el comercio offline, no es lo mismo vender productos que servicios. Aunque haya ciertas partes que son comunes (captación de clientes, ATC o servicio postventa, por ejemplo) hay muchas otras que son diferentes, principalmente lo relativo a las operaciones. Desglosemos un poquito más cada uno.
Ecommerce de Servicios
En este caso nos encontramos con dos posibilidades, que el servicio se venda una o varias veces o que siga un modelo de suscripción. Una tercera opción será un híbrido entre ambas.
Venta de servicios individuales
Son plataformas que nos venden un servicio en una o varias ocasiones. Piensa por ejemplo en JustEat, que nos trae comida a domicilio cuando se lo solicitamos, en el alquiler de alguna película en Google Play o en la reserva de hoteles en Booking. Todo son plataformas de comercio electrónico en las que se nos vende un servicio.
Suscripción a un servicio
Netflix, Coursera o Spotify son plataformas digitales en las que contratamos un servicio y pagamos una cuota generalmente mensual para poder acceder a ellas y disfrutar de sus contenidos.
Modelos híbridos
Filmin, la aplicación de cine y series de corte independiente, permite tanto la suscripción mensual para poder acceder a la gran mayoría de su catálogo como el alquiler puntual de ciertas películas sin necesidad de pagar por la suscripción.
Ecommerce de Productos
Aunque generalmente asociaremos este tipo de ecommerce a tiendas online de ventas de productos físicos, cabe destacar que hay otras posibilidades de generar negocio mediante el comercio electrónico:
Sites de afiliación
Consisten en blogs, revistas y sites no transaccionales, ya que carecen de proceso de Checkout. Se conocen como medios afiliados o afiliados a secas y en ellos se habla acerca de algún producto que se vende en los principales ecommerce, como Amazon, PcComponentes o Aliexpress.
Se crea contenido como artículos, fichas o análisis de productos para que los usuarios se interesen por ellos y quieran comprarlos. Dentro del artículo o análisis del producto hay uno o varios enlaces que apuntan al ecommerce que lo vende, de forma que el usuario sepa donde conseguirlo y a qué precio.
Es posible que te preguntes qué gana el afiliado publicando este contenido. La respuesta es que por cada venta que provenga del medio, el ecommerce le abonará una comisión o porcentaje sobre la venta. Dependiendo del tamaño del blog y del tráfico y el coste del mismo que posea, puede ser un modelo de negocio muy rentable. De hecho, existen una gran cantidad de redes de afiliados e incluso se especializan por sector (tecnología, libros, bebida…)
Las ventajas para el blog son varias: no es necesario ningún tipo de inversión (o es muy muy reducida) ni de logística para ganar dinero vendiendo online. Además, como son webs de contenido, el coste de mantenimiento puede ser muy baja y una sola persona puede administrar varios sitios de este tipo, sobre todo si sus habilidades de redacción, copy y SEO son grandes. Por último, la parte legal se reduce también al mínimo.
Por supuesto también hay desventajas: si el ecommerce no tiene una buena tasa de conversión, la cantidad de tráfico que el afiliado tiene que mandarle para conseguir alguna comisión será abrumadora. De igual forma, si la tienda está caída, decide cerrar o cambiar las condiciones del plan de afiliación, el afiliado no puede hacer mucho y es posible que de la noche a la mañana sus ingresos disminuyan considerablemente.
Por último, está el problema más complejo de resolver: la atribución. En un entorno multidispositivo y con estrategias de marketing digital tan desarrolladas como las que tienen los ecommerce que cuentan con plan de afiliación, atribuir una venta exclusivamente a una sesión proveniente del medio afiliado no es tan sencillo, e incluso utilizando modelos de atribución similares siempre habrá discordancias.
Además, las malas prácticas utilizadas en el pasado por parte de los afiliados (compras fraudulentas realizadas con el objetivo exclusivo de cobrar la comisión, las cancelaciones o devoluciones) han acarreado una mayor desconfianza de los ecommerce hacia los medios de afiliación, lo que complica aún más la atribución.
Con todo, si te gusta o se te da bien la redacción y ves interesante este modelo de negocio, es posible que te apetezca darle una vuelta a la idea de crear un sitio así: busca los planes de afiliación de las grandes tiendas online de este país, haz unos números rápidos estimando tu tráfico y la tasa de conversión de tu site (cuánta gente pulsa en el enlace) y el esfuerzo que te supone crear el contenido necesario. Eso sí, tienes que saber que la competencia es feroz y que competir en SEO y conseguir tráfico orgánico barato no va a ser sencillo.
Dropshipping
Aquí ya nos acercamos más a lo que es una tienda online. De hecho, es posible que te hayas encontrado con bastantes a lo largo de tu experiencia en Internet y que te hayan parecido tiendas online “corrientes”. El diseño es el habitual de una tienda y tiene registro, Checkout y pasarela de pago.
La diferencia principal es la parte de operaciones y logística: utilizando este sistema no gestionamos stock de mercancía, sino que cuando vendemos algo, es el propio proveedor el que realiza el envío a la persona que lo ha comprado, mientras que nosotros nos llevamos el margen entre el precio de compra y el de venta.
A priori, todo son ventajas. En teoría es mucho más cómodo de gestionar:
- No hace falta que inviertas en la compra de productos, ya que hasta que el cliente no compra y el pago entra en nuestra cuenta yo no realizo el pedido al proveedor
- Te ahorras el espacio de almacenamiento de la mercancía
- También el embalaje
- En muchos casos, tampoco tienes que pagar envío
- Solo tienes que emplear tiempo en crear los contenidos en la web, intentar posicionar bien en Google y abonar el coste del mantenimiento de la plataforma, que en función del tamaño del site puede ser muy pequeño. Como vemos, en este punto es idéntico a un site de afiliación
El problema llega cuando hay alguna incidencia con el pedido, ya que puede ocurrir que:
- El proveedor tarde más en mandar el pedido
- Se quede sin stock
- Cambie el precio sin que te des cuenta
- Haya una incidencia (rotura o extravío) del envío
- Al cliente no le guste lo comprado y quiera ejecutar su derecho a devolución
Aquí ya comienzan las dificultades, ya que en este modelo generalmente se utilizan proveedores extranjeros (en muchos casos chinos) que cuentan con precios extremadamente competitivos a cambio de ahorrar en logística (envíos muy largos, muchas veces sin tracking), en ATC con tiempos de respuesta elevados y en sistemas de control de calidad (no es infrecuente que nos llegue un producto defectuoso).
El soporte que podemos dar a nuestro cliente es mínimo, más allá de poder abonarle lo que pagó, con lo que perderemos dinero en esa venta. Además, es probable que la imagen de nuestro site se vea afectada por los comentarios negativos en redes sociales o en Google, porque llegarán en cuanto tu cliente reciba un producto que no se parece demasiado al de la foto que compró.
Por otro lado, los aspectos legales con respecto al site de afiliado se complican y muy posiblemente tengas que darte de alta como autónomo, en el IAE, declarar IVA y pagar los impuestos que correspondan. Por no hablar de los costes de aduana, que en muchos casos hacen que el precio pierda atractivo. Es cierto que los pedidos de importes bajos suelen pasar “bajo el radar” y en muchas ocasiones no será necesario abonarlos, pero el riesgo está ahí.
Tienes que saber que hay bastantes personas que han hecho mucho dinero con este sistema, sobre todo al principio cuando no era tan conocido ni estaba tan explotado. El atractivo del precio reducido compensaba todas las demás incomodidades. De hecho, era perfectamente posible combinar este sistema con la subida del catálogo a un marketplace, con lo que las probabilidades de venta crecían, a cambio de reducir el elevado margen. Si dabas con un proveedor fiable realmente era una mina de oro.
Sin embargo, a día de hoy, es más fácil encontrar más casos de fracaso que de éxito buceando un poco en Internet y de hecho ha habido algunos bastante sonados. En parte es porque solo se han tenido en cuenta las ventajas y apenas se han considerado los inconvenientes, lo que en cualquier proyecto de carácter empresarial es siempre un error.
Si te preguntas si es posible crear un sistema de dropshipping rentable en España a día de hoy, la respuesta es que sí. Si consideras todos los aspectos implicados (legales, atención al cliente, calidad del producto…), haces números y, lo más importante, llegas a dar con un proveedor fiable, es posible rentabilizar un proyecto así. Eso sí, no esperes que los números sean una panacea. En mi opinión, si te planteas un proyecto de ecommerce seriamente, montar tu tienda online tradicional en la que tengas un mayor control de las operaciones a medio plazo siempre es mejor.
Tienda online tradicional
Como hemos comentado en el punto anterior, este tipo de plataformas consisten en vender productos a un precio mayo que el de compra, generándose el beneficio correspondiente.
En este modelo es necesario considerar que las operaciones diferirán según se vendan productos digitales o productos físicos.
En un caso habrá envíos físicos de productos mientras que en otros serán digitales y sin necesidad de almacenamiento físico ni empresas de transporte. Por ello, los ecommerce basados en la venta de productos digitales tienen tanto o más en común con los de venta de servicios que con los de venta de mercancía física.
Marketplace
Como apuntamos antes, un marketplace obtiene beneficios fundamentalmente de tres formas:
- Cuota mensual de los vendedores que quieran aparecer
- Comisión por cada venta
- Espacios publicitarios para los vendedores en la plataforma
Opcionalmente, el marketplace puede tener su propio catálogo subido en la plataforma (como por ejemplo hace Amazon), añadiéndose una cuarta forma de ingresos.
Si obviamos este último punto, vemos que la parte física se reduce enormemente: no es necesario tener stock ni enviar los productos, ya que es algo que generalmente realizan los propios vendedores. Cabe mencionar que, por un coste añadido, Amazon ofrece realizar estos servicios logísticos (almacenamiento y envío) por el cliente, aunque de momento la mayoría de marketplace no han adoptado esta solución.
Se puede observar que dos de las tres formas de obtener beneficios no están directamente relacionadas con las transacciones que se produzcan en la plataforma, aunque obviamente, si no se producen ventas es muy probable que los vendedores no continúen asumiendo la cuota o pagando por publicidad.
Por ello, las métricas de ventas son importantes –como en cualquiera de los modelos de negocio que hemos visto hasta ahora- sin embargo, la captación y el churn (tasa de abandono) de los vendedores y el ratio de inventario publicitario vendido son tanto o más relevantes para alcanzar el éxito financiero del proyecto.
Es posible que el hecho de que la logística sea menor (o inexistente) y tener varias fuentes de ingresos al no depender exclusivamente de la venta de productos sea un incentivo potente para montar un marketplace. No obstante, hay que tener en cuenta que la gestión suele ser más elevada y que, al no controlar todo el proceso, la ATC se complica.
Además, el comienzo es bastante complicado cuando tienes pocos vendedores y tienes que captar muchos más para rentabilizar el proyecto. Si este último punto lo tienes bien encaminado de antemano por tu carrera profesional o por lo contactos que poseas, la fórmula del marketplace es desde luego una muy buena opción. Si no los tienes y tu presupuesto es limitado, es muy posible que una tienda online encaje mejor con tus posibilidades actuales.
Como colofón a este apartado, me gustaría añadir que los proyectos en ecommerce van evolucionando y que es relativamente sencillo pasar de un modelo exitoso de dropshipping a uno de tienda online con stock y logística propia.
Asimismo, algunas de las más exitosas tiendas online de España han dado el salto hacia el modelo de marketplace, como pueden ser PcComponentes o TiendAnimal. Es interesante que conforme te centras en la fórmula inicial elegida y tu proyecto va creciendo, valores dar el salto a la siguiente en algún momento.
#3. Clasificación según otras características
Además de la tecnología y del modelo de negocio, hay un par de aspectos que también agrupan a los ecommerce en diferentes tipologías, como los siguientes:
Tipo de clientes
Un ecommerce puede enfocarse en vender productos o servicios a diferentes tipos de clientes: si venden a cliente final se denominan habitualmente como B2C (Business to Consumers) mientras que si venden a clientes profesionales los llamaremos B2B (Business to Business).
Vamos a explicar un poco más cada uno:
- B2C: es posible que la cuando pensemos en una tienda online lo que se nos venga a la cabeza sea una en la que los particulares compramos productos del tipo que sea para utilizarlos o consumirlos. En general, Amazon podría ser un buen ejemplo, pero ha crecido tanto que muchos profesionales compran allí. En cuanto a la venta de servicios, Ticketea es un ejemplo de ecommerce B2C. Por lo general, el pedido medio y la recurrencia de clientes son menores en estas plataformas, además de categorizar el site y usar vocabulario más corriente y menos técnico.
- B2B: son plataformas digitales orientadas a profesionales o empresas. Es posible que el proceso de compra o de contratación sea un poco más lento, por lo menos la primera vez. Este tipo de ecommerce se diferencian de los dirigidos a clientes finales por tener contenidos más específicos, lenguaje más técnico, precios diferentes o descuentos por lotes. En algunos casos es necesario enviar documentación que acredite que el cliente es un profesional del sector para poder comprar en el site.
El ecommerce B2B más importante del mundo probablemente sea Alibaba, el gigante asiático.
Es posible y hasta habitual que un ecommerce venda a ambos tipos de cliente. De hecho, es frecuente tener como objetivo el cliente final y que, de forma natural, algunos profesionales comiencen a comprar en la tienda.
Sin embargo, es importante que a la hora de montar el ecommerce tengamos claro a quién nos dirigimos, ya que como hemos comentado, hay diferencias en cuanto al lenguaje utilizado, la forma de categorizar el site, la propuesta de valor, los filtros de búsqueda, la logística o la forma pago.
Eso sí, puedes empezar orientando tu ecommerce hacia un tipo de cliente, pero considerando en tu roadmap el otro. Cuando el proyecto esté más maduro y tengas más información del sector y del negocio, te resultará más sencillo adaptar tu proyecto a todos los niveles (front-end de la web, marketing, atención al cliente, operaciones…) para dar cabida a todo tipo de clientes, profesionales y particulares.
Ámbito geográfico
La aparición del comercio electrónico ha facilitado que un negocio pueda tener un ámbito geográfico regional, nacional o multinacional. En ecommerce es más fácil traspasar fronteras, ya que es una de las características inherentes de Internet.
Aunque de primeras lanzar una tienda online multinacional pueda sonar demasiado ambicioso, realmente no es tan complejo. Bastará con estudiar tres aspectos, principalmente:
- Legal: chequear qué leyes imperan en el país en el que quiero prestar servicio. Comprobar que no haya ninguna ley que lo impida y ver las diferencias que haya con respecto a las que aplican en el nuestro (garantía, devoluciones…). Por último, habrá que prestar atención al pago de los impuestos correspondientes, principalmente el IVA, dónde y cómo corresponda.
- Logística: si ya has empezado a realizar envíos locales o nacionales con alguna empresa de mensajería, lo tienes fácil: solicítale las tarifas para envíos internacionales y tendrás un primer presupuesto, con el que estimar lo competitivo que serías a nivel de precio en el país en el que quieras entrar. Por supuesto, no está de más solicitar otros presupuestos a diferentes empresas, buscando la mejor solución para tu negocio.
- Idioma: si en el país en el que deseas desembarcar hablan el mismo idioma (o por lo menos se entiende) tendrás mucho avanzado. Es lo que pasa con ecommerce españoles que quieren dar servicio en Sudamérica o, más cerca, en Italia o sobre todo Portugal.
Si el idioma en el mercado que quieres entrar es diferente te tocará traducir la web. Lo bueno es que el inglés es bastante universal, por lo que solo traduciéndola a dicho idioma ya habrás internacionalizado muchísimo tu proyecto. Por supuesto, si queremos hacer negocio en Francia, es mejor tener la página traducida al francés, pero no es de extrañar que, solo con el inglés nos lleguen pedidos franceses.
Un aspecto añadido es que en el país de origen es muy posible que haya angloparlantes (pensemos por ejemplo en la cantidad de población de origen inglés que La Costa del Sol en España). La recomendación aquí es, por tanto, tener la web en el idioma del país de origen y además en inglés.
Es conveniente que sepas que los CMS cuentan con traducciones a los principales idiomas. Basta con instalarlos y activarlos. Eso sí, no se traducirá la web completa, sino solo el “esqueleto” que viene por defecto en el CMS (palabras como “carrito”, “forma de pago”, “buscar” … y similares). Todo el texto que hayamos añadido nosotros (fichas de productos, artículo del blog, FAQs, páginas legales…), tendremos que añadirlo en cada uno de los idiomas en los que queramos presentar la tienda.
Si no podemos traducirla nosotros mismos o no contamos con presupuesto para traducirla profesionalmente, los servicios como Google Translate o DeepL nos facilitarán muchísimo la labor, sobre todo a la hora de escribir contenido medianamente largo. De hecho, este es el punto fuerte de VTex, un CMS de pago para ecommerce lanzado hace relativamente poco tiempo y que utiliza diferentes herramientas de traducción para que publicar la web en varios idiomas sea más fácil para el administrador del ecommerce.
Por último, un aspecto relativo al idioma que es importante considerar es la atención al cliente: hay que dejar claro en qué idioma y canal daremos soporte. Por ejemplo, es posible que en redes sociales o eMail demos soporte en inglés, mientras que por teléfono solo lo hagamos en español. No es imprescindible dar soporte en todos los idiomas en los que tenemos traducida la web (aunque es lo ideal), mientras el usuario / cliente sea consciente de ello desde el primer momento.
- Traductor de Google
- Traductor DeepL, mejor que el de Google
- VTex, un CMS que traduce automáticamente los contenidos
Conclusión
Y esto ha sido todo, que no es poco. Hemos vistos como tipificar los distintos tipos de comercio electrónico en base a los criterios más habituales de clasificación. De esta forma, si tienes en la cabeza introducirte en este mundo tendrás un poco de contexto y conocerás las diferentes posibilidades que ofrece, de forma que puedas dar con la que más se ajusta a tu idea.
Por último, si quieres tener un resumen a mano, te dejo este cuadro con el esquema de todo lo que hemos comentado a lo largo de este extenso artículo.
Espero que os sea útil.
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