Mañana, 31 de enero de 2.025, es mi último día en Yo pongo el hielo, mi empresa. Proyecto que empecé a plantear hace casi 12 años ya.
Para los que me conocen algo, es una sorpresa.
Para los que me conocen mucho, quizá no tanto.
Y los que me conocen mucho, mucho, me dicen que se lo esperaban.
Supongo que era algo que estaba ahí desde hace tiempo.
En cualquier caso, en este artículo voy a explicarte los motivos de esta decisión, la más importante que he tomado en mi carrera laboral hasta ahora.
O así lo siento.
Índice de contenidos
Los motivos
Son varios y están muy interrelacionados unos con otros, como ahora verás.
Eso sí, hay uno principal, que es con el que empiezo.
Necesidad de cambio
12 años son muchos años.
Por lo menos en el entorno laboral.
Por lo menos para mí.
Nunca he permanecido más de 4 años en ningún trabajo. Pese a que la mayoría de ellos eran proyectos estupendos, he tenido muy buenos jefes, los resultados han acompañado siempre y me lo he pasado bien. O muy bien.
En todos, ha llegado un momento en que he sentido la necesidad de un cambio.
Esta necesidad nunca ha sido de carácter económico -en todos me he sentido bien remunerado- sino que ha surgido sobre todo de mis inquietudes e intereses.
De querer conocer y aprender otros trabajos y otros proyectos.
De probar nuevos modelos de negocio.
De entender cómo avanzaba la tecnología y el canal digital.
Por eso pasé de diseñar logos y flyers a diseñar webs.
De diseñar webs, a optimizarlas para SEO. Y a atraer tráfico con otros canales de marketing.
Del marketing, a comprender la importancia de la analítica y el dato. Y a especializarme en ello.
Lo único que han tenido en común todos estos cambios es que el objetivo siempre era el mismo: aprender a vender online.
Lo que fuera: formaciones, servicios o productos físicos.
Bien, pues lo cierto es que, cuanto más te adentras en una materia, más claro tienes todo lo que te falta por conocer.
Y, si te gusta y te motiva de verdad, siempre quieres profundizar.
Empiezas por un tema y ves que a su alrededor hay otros que también influyen, así que quieres necesitas entenderlos.
Eso es justo lo que me ha pasado a mí con internet y los negocios digitales.
De ahí los pasos que he ido dando, siempre dentro del sector, cubriendo los diferentes ángulos.
¿Y cómo hila esto con mi salida de Yo pongo el hielo?
Pues verás, si sumas los años que estuve en TiendAnimal, más los años que he dedicado a Yo pongo el hielo, más las horas de consultoría invertidas en otras tiendas online, el resultado es que he dedicado media vida (laboral) completa al mundo del ecommerce.
Y creo que es suficiente.
Porque cada experiencia ha sido muy diferente:
- En TiendAnimal participé muy activamente en el crecimiento de un proyecto pequeño en sus inicios, hasta ser el mastodonte en que se convirtió antes de su primera venta.
- En Yo pongo el hielo he montado el mío, desde cero hasta crear una empresa rentable. Una que crece cada año a dobles dígitos -llegando a los más de 2 millones de 2.024- y que da de comer a 10 empleados. Luego te hablo más de esto.
- Y como consultor he colaborado con tiendas online de sectores y tamaños muy diversos (bicis y motos, flores, material deportivo, juegos de rol, golosinas, cuidado personal…). Unas que facturan decenas de miles, otras varios millones y alguna, decenas de millones de euros, con lo que he podido comprobar lo que funciona siempre -verdades universales del comercio electrónico- y las acciones que lo hacen sólo en determinados sectores.
Y, aparte de esta experiencia gestionando tiendas online, he impartido distintas formaciones sobre comercio electrónico y creado varios cursos.
Ha llegado un punto en que tengo la sensación de que he cubierto todo lo que quería en ecommerce. He profundizado lo que pretendía.
Me he pasado el juego.
Sobre todo, porque hay otros modelos de negocio muy interesantes, que me llaman la atención y que quiero conocer y probar.
Hacerlo requiere tiempo, que de algún lado hay que sacar. Y yo lo voy a conseguir saliendo de mi empresa.
Me queda hacer una puntualización más. Hay dos patas relacionadas con el sector que me faltaría por tocar: los marketplace y el social shopping.
Pero, la verdad es que no me atraen nada.
Porque desde que empecé a currar en esto lo que más me gustaba era crear buenos productos digitales. Y una tienda online era lo máximo en aquellos momentos (apenas existía el concepto de SaaS).
En los marketplace y en el social shopping el producto digital no lo creas tú, te viene dado. Y tú a lo que te dedicas es a gestionarlo como quieres y puedes.
La labor de “creador” se omite y por ello no me llaman la atención ni un poquito. Así que, no tengo la sensación de perderme nada.
Si esta es la vía que está tomando el comercio electrónico -y todo me hace pensar que va a ser así- deja de tener gracia para mí.
Dicho lo cual, ¿esto significa que no voy a trabajar nunca más en algún proyecto de ecommerce?
No, seguro que me toca hacer alguna consultoría. E impartir formación sobre el tema, también.
Pero lo que voy a reducir dejando de trabajar en Yo pongo el hielo es mi tiempo de dedicación. Que no era precisamente pequeño.
Éste ha sido el motivo principal para tomar esta decisión, pero hay varios otros secundarios que quiero explicar.
Objetivos cumplidos
Cuando estudiaba el MBA y pensaba qué hacer con mi vida siempre tuve claro que lo de montar una empresa era algo interesante.
Partir de una idea, analizar su viabilidad, ir colocando piedra tras piedra y tomando decisiones hasta que el proyecto que te imaginabas se hace realidad y la empresa vuela sola.
De nuevo, más que por el dinero en sí -que también- era por vivir experiencias que no puedes disfrutar -y sufrir- de otra forma.
Porque montar tu empresa es muy diferente a trabajar en la de otros. Muy, muy diferente. A todos los niveles.
Para empezar, porque no es lo mismo crear la empresa que gestionarla. Si la gestionas por cuenta ajena o porque la has heredado, puede que vaya como un tiro o que necesite cambios, pero el caso es que el negocio funciona.
Y te has perdido la primera parte: idear, escuchar al mercado y crear algo de la nada.
Te pones a los mandos de la nave con el motor en marcha y con cierta inercia, no despegas tú.
Son cosas distintas.
Por otro lado, cuando trabajas en tu empresa, el dinero que ganas o pierdes es completamente tuyo. Y decidir bien se vuelve algo mucho más relevante.
Por eso a los fundadores nos cuesta muchas veces decir que sí a una propuesta que un C-level executive tiene muy clara, pero nosotros no tanto: no es su dinero, es el nuestro. Y si no sale como espera, las consecuencias le afectan (mucho) menos.
Un negocio personal puede ser parecido en cuanto a lo que arriesgas al ejecutar algunas acciones. O al no llevarlas a cabo. Pero se diferencia de una empresa en otro aspecto clave: el personal y su gestión.
Y es que, cuando hablo de empresa vs negocio personal, en mi cabeza la diferencia principal, aunque hay más, es ésta: gestionar personas con las que vas a tener una relación a priori larga.
No es un proveedor con quien puedes terminar la relación profesional si la cosa no funciona.
No.
Tienes que esforzarte eligiendo a las personas adecuadas.
Esforzarte en sacar lo mejor de ellas.
Y, si pese a haberlo intentado, la cosa no marcha como esperabas, tampoco es fácil explicar a una persona que no es la adecuada para el puesto. Y asumir nuestros propios errores en los distintos pasos del proceso.
Esos aprendizajes sólo te los llevas cuando creas una empresa. Y en este sentido, en el de la experiencia adquirida, mi objetivo está más que cumplido.
También está cumplido otro igual de importante para mí: la autorrealización.
Es muy fácil hablar y juzgar desde la barra de un bar lo que hacen o dejan de hacer otros. Demostrarte a ti mismo que podías crear valor desde cero y poder hablar con hechos es más complicado.
Arremangarse y cumplir, en las buenas y en las no tan buenas, es lo que me hace sentir orgulloso de lo que he creado.
Eso sí, en mi caso te diré que mis expectativas no eran muy elevadas. O quizá sí, dependerá de la visión de cada cual.
Yo tenía claro que quería montar algo que cumpliera tres condiciones:
- Alcanzara los dos millones de euros de facturación y…
- Fuera rentable y…
- Anduviera solo. O por lo menos sin mí.
Es decir, lograr tener un proyecto totalmente consolidado.
Yo pongo en hielo ha cumplido los tres factores:
Tras dos años rozando los dos millones, en 2.024 hemos facturado 2.227.000€.
Logro 1 desbloqueado.
En cuanto a la rentabilidad, por nuestro modelo de negocio, es rentable prácticamente desde el principio. Poco que añadir aquí.
Logro 2 desbloqueado.
La duda es que fuera rentable sin alguno de los socios fundadores.
O si pasaba algún imprevisto importante.
Y estos años se ha puesto a prueba toda la base del proyecto.
Primero, a finales de 2.023, cuando un ataque DDOS súper masivo (no uno normal) combinado con uno de SEO negativo nos dejó sin web un día y medio y, además, perdimos la mitad del tráfico orgánico por el camino. Eso nos hizo cambiar toda la tecnología interna del proyecto y mejorar muchísimo con ello.
Ya sabes eso de que todo lo que no te mata te hace más fuerte.
También puso a prueba nuestro mix de marketing, cosa que también aprobamos holgadamente, puesto que, pese a la caída del SEO, seguimos aumentando la facturación. A costa, eso sí, de invertir algo más en canales de pago.
Hemos conseguido un modelo robusto con el que estamos contentos, que, de nuevo este año se ha puesto a prueba con cambios incomprensibles en nuestra cuenta de Google Merchant, disminuyendo muchísimo el tráfico que nos traía Google Ads.
Y no lo hemos notado ni en facturación ni en beneficio, ya que la inversión se ha derivado a otros canales.
Además del marketing y los clientes, también se ha puesto a prueba la robustez del equipo humano.
Para empezar, porque siendo 10 personas, días antes de Black-Friday dos de ellas sufrieron una baja de varias semanas. A la vez y con la temporada más alta de trabajo.
De nuevo, la prueba se superó con nota.
Tuvimos que incorporar temporalmente a una persona en almacén y a la otra la fuimos cubriendo como se pudo. Pero se sacaron más pedidos por día que nunca y los récords de facturación fueron una auténtica locura.
Por otro lado, dado que yo ya había tomado la decisión de salir ya a principios del año pasado, desde el primer trimestre fui delegando mis tareas en el equipo. Optimizando procesos y formando a las personas en lo que era necesario. Así durante todo el año.
Enero ha sido la prueba final, ya que apenas he tenido que revisar algún tema suelto, sin tener que participar por ejemplo en la campaña de Rebajas para nada. Y con buenos resultados a nivel económico, en línea con las anteriores campañas que sí dirigía yo.
El resultado es que la maquinaria está bien engrasada a todos los niveles y lista para seguir creciendo.
Así que, por este lado, también tranquilo: he cumplido con lo que me propuse hace 12 años y mi marcha deja más que preparada la empresa para afrontar los nuevos retos.
Logro 3 desbloqueado.
Objetivos cumplidos.
Motivación
Claro, una vez que alcanzas lo que quieres o lo que buscas, la motivación es fácil que decaiga.
Y a mí me ha ocurrido este último año: me costaba más hacer todo lo relativo a Yo pongo el hielo.
Me daba una pereza que no me generaban otros proyectos, donde la adrenalina fluía y me despertaba con ganas de coger el PC y ponerme con lo que fuera que tuviera que hacer.
Este momento de desmotivación siempre ha sido un claro indicador para mí de que había llegado la hora de cambiar de trabajo. Y aquí también ha llegado.
No han sido dos o tres años después, como me ocurría cuando trabajaba por cuenta ajena. Han sido 12. Bueno, 11, si descontamos el último que es cuando me ha pasado.
Y desde luego creo que sin motivación no puedes gestionar nada.
Ni un trabajo, ni una empresa.
Y la tuya, menos.
Por eso, porque lo he vivido y sentido en mis carnes, estoy tan en contra del trabajo para toda la vida de un funcionario.
Porque no me creo que nadie que lleve 30 años haciendo lo mismo esté motivado para levantarse y hacerlo bien al día siguiente.
Pero bueno, ése no es el tema hoy.
El caso es que necesitaba encontrar de nuevo la motivación. Y en Yo pongo el hielo me iba a ser complicado.
Pensado para vender
Igual que te he mencionado que, antes de ponerme manos a la obra, había coqueteado muchas veces con la idea de montar una empresa, nunca se me pasó por la cabeza que ésta llegara a ser un emporio. De hecho, ya has visto que mis expectativas eran bastante bajas razonables.
Y es que, no tenía en mente desarrollar un negocio que legar a mi hijo.
Los objetivos eran otros, más sencillos. Y la forma de actuar también.
Porque mi idea siempre fue vender.
Idear, montar, crecer, vender.
Ya está.
Y, si acaso, repetir el proceso.
Una vez dentro y viendo lo rápido que avanza este sector, creo que fue un acierto y una dosis de realidad por mi parte.
Porque no puedo estar más de acuerdo con la siguiente cita de Robin Sharma:
“Todo el mundo sueña con ser una leyenda hasta que llega la hora de trabajar como una de ellas”
Robin Sharma
He visto lo que cuesta crear proyectos importantes de ecommerce desde cero sin inversión, como TiendAnimal.
Y no es fácil.
Y no es suerte.
Y tengo claro que no estoy dispuesto a llevar a cabo lo que se necesita.
La empresa está en su mejor momento
Como te comentaba antes en relación a los objetivos, la empresa se queda en una posición excelente, en cuanto a sistemas y equipo interno.
Pero es que, si te fijas en los números, la cosa es todavía mejor:
- 100.000 clientes.
- 30.000 suscritos a nuestras comunicaciones (valor incalculable éste).
- Más de 2M de facturación anual.
- Crecimiento anual a doble dígito ininterrumpido. Y enero sigue en esa línea, con lo que preveo que el 2.025 va a ser, otro año más, récord.
- Nuestro mix de marketing que funciona a prueba de imprevistos. Y tenemos ciertas áreas de mejora que ya se están atacando.
- Todo lo que yo hacía se queda cubierto. Si entra alguien por mí, que no está claro, solo podrá sumar, así que genial.
- Además, hay dinero en caja suficiente como para pagar a todos los empleados un año de salario. Con lo que puedes tomar decisiones en frío y no desde la necesidad.
- Y, por supuesto, lo que mencionaba antes: confianza máxima en el equipo. Socios y trabajadores.
Tengo claro que en este momento, puedo hacer un Kroos y la vida seguirá igual de bonita para el proyecto.
El punto de vista económico
He dejado para el final este punto porque en mi caso ha sido el menos relevante de todos. Pero está claro que el aspecto económico siempre hay que considerarlo a la hora de tomar una decisión trascendental como ésta.
Bien, pues, analizando fríamente los datos de dedicación e ingresos a mis tres líneas de negocio en 2.024, resulta que la mayor parte de mi tiempo de trabajo se lo lleva la empresa (un 42%, en concreto). Era de esperar, aunque está bien ponerlo en papel y comprobarlo.
En cuanto a ingresos, la cosa se equilibra, pues en 2.024 me ha generado el mismo 42% de los ingresos.
Es decir, lo comido por lo servido.
Como puedes ver en el enlace, la línea de consultoría es la más rentable para mí.
La de formación, la menos rentable, pero la más escalable.
Y, dado que este año no quiero volver a trabajar 60 horas semanales, tengo que reducir de algún lado.
La decisión surgió sola en realidad: si la empresa no es la vía más rentable y tampoco es la que más me motiva ahora mismo, dejar esta línea me parece lo más lógico.
Eso pese a que pierdo seguridad, está claro.
A cambio gano mucho tiempo para hacer lo que considere.
Y eso es libertad.
Una de las cosas que más valoro en la vida.
Mi situación actual con Yo pongo el hielo
Lo primero que te quiero explicar es que, desde hace unos años, Yo pongo el hielo como tal, junto a otras cuatro empresas, pertenecen a un holding, del que los socios nos repartimos las participaciones.
Ahora mismo estamos negociando la venta de mis acciones del holding al grupo en sí o a alguno de los socios.
Parecía que habíamos llegado a un acuerdo hace meses cuando empezamos a planificar mi salida, pero ahora, cuando se están poniendo las cosas por escrito, surgen flecos.
Es normal.
Pero son dos cosas independientes:
- Una es mi salida de la gestión de la empresa, que se hace efectiva mañana día 31 de enero.
- Otra es la venta de las participaciones, que no tiene fecha como tal.
Cuando resolvamos los flecos o llegue una oferta -interna o externa- que crea que es adecuada las venderé.
No tengo ninguna prisa, ya que, hasta entonces, lo consideraré como una inversión más. Una que, mientras tanto, me dejará dividendos cada año y que, además, se va a revalorizar, dada la trayectoria y solidez del grupo empresarial. Mi confianza es absoluta.
Por otro lado, la idea es que siga colaborando en el proyecto desde fuera. Hemos hablado de ciertas líneas estratégicas, principalmente.
A fin de cuentas, conozco la empresa, conozco el sector, sé a dónde se quiere llegar y tengo bastante claro cuáles son los siguientes pasos a dar. Aunque prefiera explicarlos que caminarlos.
Tocará tangibilizar todo esto en las próximas semanas.
Y ahora, qué…
Ha sido un largo viaje.
Con muchos, muchos momentos muy bonitos.
Otros no tanto, claro. Decir lo contrario sería mentir.
Pero ha merecido muchísimo la pena.
Muy parecido todo a una relación de pareja.
Una de esas que duran años y que, en líneas generales, funcionan bien. Pero el tiempo, la rutina y las inquietudes diferentes hacen que se vayan alejando.
Ahora toca empezar a hacer vidas separadas, sabiendo de antemano que nos va a ir bien a las dos partes.
Que habrá cierto contacto ya que tenemos bienes en común. Y que ambos estaremos ahí si lo necesitamos.
De otra forma, pero siempre como un apoyo.
Es lo que tiene hacer las cosas bien.
¿Y a partir de ahora, qué?
Cuando se cierra una etapa, se abren nuevos caminos. Y en mi caso, a partir de ahora, toca centrarse en otros proyectos.
En unos ya empezados y de los que te he hablado en alguna ocasión, como Círculo Copy, mi academia de IA, copy y negocios digitales y en otros que toca poner en marcha y de los que ya te iré hablando.
Eso sí, cada semana, me tendrás por aquí o en mi recién estrenado canal de YouTube, hablando de negocios digitales, analítica, inteligencia artificial y marketing.
Así que, si te apetece, nos vemos la semana que viene.
Recursos gratuitos
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