Con este artículo, el cuarto, cierro la serie dedicada a resumir lo que ha sido 2.024 en mi negocio.
Estos son los anteriores, por si quieres más contexto:
- Resumen del blog.
- Resumen de mi ecommerce Yo pongo el hielo.
- El marketing de mi negocio personal en 2.024.
En este te voy a contar mis números. Y las sensaciones que arrastran, que son más importantes.
Sobre todo, porque, tras las sensaciones, llegan los análisis.
Y, tras los análisis, las decisiones. Que, en este caso serán, muy, muy relevantes, como ya te contaré.
Pero, de momento, centrémonos en el punto de partida: las cifras.
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Los ingresos
Tras los beneficios, es la métrica más relevante en (casi) cualquier negocio. Y en el mío no iba a ser menos, así que me parece lógico empezar por aquí.
Entonces, si hablamos exclusivamente de rendimientos del trabajo y dejamos fuera las inversiones, la cifra asciende a 82k.
Esto aglutina tanto la nómina de mi empresa como la facturación a clientes.
No sé si te parece una cifra buena, mala o regular. Pero sí que sé lo que me parece a mí:
Una p*ta mierda.
Y me lo parece por un motivo: para alcanzarla, he tenido que dedicar una media de 60 horas de trabajo a la semana.
Hablo de media anual, contando todas y cada una de las semanas del año, porque la realidad es que, en la mayoría de ellas, he superado las 65.
Lo que pasa que hay otras de “vacaciones” en las que bajo algo el ritmo. Pero nunca paro. Por lo menos no en 2.024.
Esto tiene un motivo, claro. Y no es que me guste este régimen coreano o que crea que es la mejor forma de hacer las cosas.
Para nada.
Siempre he sido muy de work smarter, not harder, pero en mi caso la situación este año tenía que ser así. Y así ha sido.
Aunque tengo clarísimo que en 2.025 no va a continuar de la misma manera. Sobre todo porque, aunque quisiera -que no quiero- hay causas de fuerza mayor que lo van a impedir.
Bien, pues teniendo claro que algo hay que cambiar, toca averiguar el qué. Y para ello, nada mejor que desglosar todas las líneas de negocio, a ver qué esconden.
El rendimiento por hora
Para empezar, lo primero es separar los ingresos de cada vía.
Éste es el resultado que me ha generado cada una, mostrado en porcentaje porque así se aprecia mejor lo que te quiero explicar a continuación:
- Nómina de mi empresa: 41,8%.
- Consultoría: 40,3%
- Formación (física y online): 17,9%.
Esta división no es ni buena ni mala per se. Es la que es.
Lo que pasa que hay que contextualizarla en función de las horas que he dedicado a cada una de las tareas, que ha sido aproximadamente ésta:
- Empresa: 42%.
- Consultoría: 19%.
- Formación (física y online): 29%.
- Promoción y gestiones administrativas: 10%.
Como ves, a las tres líneas de ingresos, se une una cuarta línea de dedicación: la de la promoción de mi negocio y sus gestiones administrativas.
Este punto es relevante, porque en la empresa lo tengo completamente cubierto, así que estas horas deberían imputarse exclusivamente a la línea de consultoría y a la de formación, cosa que he hecho al 50% a cada una.
Por otro lado, el 99,9% del trabajo de formación y consultoría lo hago desde mi casa, o sea que no hay desplazamientos.
Sin embargo, para las labores de empresa, voy a la oficina de lunes a jueves, dedicando una hora diaria en trayecto. Este tiempo ya está incluido del 42% de dedicación.
Con estos dos apuntes, el cuadrante real de porcentaje de horas de dedicación en 2.024 es el siguiente:
- Empresa: 42%.
- Consultoría: 24%
- Formación (física y online): 34%.
Una vez que tenemos estos números en mano es cuando podemos empezar a analizar la situación. Y es cuando se empiezan a ver ciertas cosas, como que la consultoría es la línea más rentable, generando más del 40% de los ingresos con solo el 24% de dedicación.
En la media tenemos la empresa, cuya dedicación (42%) es idéntica al impacto generado en ingresos (42%).
Mientras, en el lado opuesto de la balanza tenemos la formación: ha requerido un 34% de mi tiempo para generar menos del 18% de mis ingresos.
Sólo con estos datos, el diagnóstico estaría claro: si quieres trabajar menos horas, elimina la pata de la formación, que es la menos rentable, y fuera.
¿Verdad?
No tan rápido. Porque la cosa no es así del todo, por varios motivos.
El primero es que, de las tres, la formación es la única vía que tiene una parte escalable: la online.
De todo mi trabajo, es el único que no es un intercambio de tiempo por dinero tal cual.
En este caso, crear la formación es la tarea que requiere más tiempo. Y a ella se añade el marketing que hagas.
A cambio, no hay límite (teórico) de posibles ingresos por venta.
Y claro, este año he dedicado bastante tiempo a crear formaciones que podré vender de nuevo en 2.025, ya sea invirtiendo tiempo o dinero en marketing. Así que, amortizaré con seguridad parte del tiempo invertido.
En el mismo sentido, en 2.024 he desarrollado bastante material para mi mentoría de negocio digital. Material completamente reutilizable este año para las nuevas mentorías, por lo que, de nuevo, nos encontramos con otra inversión a amortizar a posteriori.
Por último, esta línea también se ve penalizada por mi unión a la dirección de Círculo Copy, ya que, sobre todo la creación de la web, ha consumido bastante tiempo. Y ese tiempo es imposible de amortizar en los tres meses que ha estado operativa en 2.024. De nuevo, una inversión cuyos frutos debería recoger en 2.025.
Por estas razones abandonar la línea de formación no creo que sea la línea a seguir en mi caso. Y de hecho no lo va a ser, ya que además es algo con lo que disfruto mucho.
Cuando repita este análisis a cierre de 2.025 comprobaré si ha sido un acierto o un error. Y es que, dos puntos definen una línea (o una trayectoria, si lo prefieres).
Los gastos
En esta sección poca cosa, la verdad. Mi negocio es muy lean y, con un buen PC y un monitor 4K, que ya tengo desde hace tiempo, voy que chuta.
Sí, es una simplificación, claro. En realidad, tendríamos que añadir alguna cosa más:
- Plan premium de ChatGPT: 240€.
- Formación: 840€.
- Viajes y alojamientos por mi cuenta: 440€.
- Otros gastos y herramientas: 310€.
Total: 1.830€. 150€ al mes aproximadamente, si haces la media.
Not bad (excepto cuando te toca apoquinar a Hacienda y tu asesor te dice que, si no quieres pagar tanto, gastes más).
Las inversiones
Vamos ahora con la última pieza del puzle.
Y es que, aunque quizá te parezca que igual no tiene sentido añadir este apartado aquí, para mí sí lo tiene. Y mucho.
Verás, uno de los motivos principales por los que prefiero ser autónomo a cualquier otra alternativa (realista) es la libertad.
Y las inversiones me acercan a ella.
Lo considero parte de mi negocio, ya que, de lo que se trata es de diversificar fuentes de ingresos: exactamente lo mismo que hago con los ingresos por trabajo, pero a una escala mayor.
Entonces, cuando hago el análisis de mi situación financiera a cierre de año no concibo dejar fuera este punto, ya que es una parte importante de escenario global.
Entrando en materia en lo que atañe a este aspecto, te diré que, con mi cartera de inversiones, sigo los mismos principios que con todo lo demás: máxima diversificación para reducir riesgos.
Ya no tengo 20 años y toda la vida por delante para recuperarme de una buena cagada.
Por eso cuento con:
- Fondos indexados.
- Fondos de gestión activa.
- Acciones.
- Oro.
- Bitcoin.
- Inmobiliario.
Activos que divido en financieros e inmobiliario. Y así me ha ido en cada grupo.
El rendimiento de la cartera de activos financieros
Aviso de que los números, vistos desde fuera, pueden parecer sorprendentes. O irreales.
De hecho, a mí, al sacarlos, me han sorprendido.
Pero no, son auténticos. Fruto de un plan y algo de suerte.
Vamos al lío con ellos.
Si hablamos de activos financieros y dejamos fuera el alquiler del piso, entre el rendimiento de estos activos y los aportes mensuales que voy haciendo, resulta que mi cartera ha crecido de valor un alucinante 80% en 2.024.
Y ya se va acercando a donde quiero estar.
Para lograr este número hay que tener en cuenta dos cosas:
He hecho unos aportes mensuales importantes durante todo el año. Esto era parte del plan.
La parte de la suerte viene de que, tanto Bitcoin como las acciones de Nvidia que tengo han crecido de forma anormal. El primero, un 112% y el segundo, un 180%, y debido a su peso en mi cartera, han arrastrando hacia arriba la rentabilidad del conjunto.
Si dejáramos fuera de la ecuación ambos activos, mi cartera se hubiera incrementado “sólo” un 57%, que tampoco es normal, pero que ha sido fruto de un año muy bueno en bolsa y los mencionados aportes.
Aportes que he realizado siguiendo mi método, uno con el que me siento bastante cómodo y del que hablaré otro día.
Eso sí, ya te anticipo que, en mi caso, aunque llevo invirtiendo desde hace más de cuatro años, la clave de todo empezó hace tres, cuando asumí y comencé a aplicar este concepto:
- Genera más ingresos (vía trabajo).
- Invierte todo este extra que vayas generando.
- Hazlo de forma diversificada, si no amas la adrenalina del riesgo.
Como digo, con esos tres axiomas en mente, ya estoy montando algo serio aquí.
El rendimiento de los activos inmobiliarios
En realidad solo poseo mi casa y un piso en alquiler.
Y, si la de arriba era la de cal, aquí toca la de arena.
El rendimiento de mi piso en alquiler ha sido este año de un pírrico 2,5%. Encima gracias a que tengo la hipoteca prácticamente finiquitada, que si no, ni eso.
Muy triste.
Sí, podríamos hablar también de cierta revalorización, pero viendo la reforma que me va a tocar hacer cuando el inquilino se vaya, ni la considero.
Por este motivos y por alguno más, como la creciente regulación administrativa, creo que ésta es, con diferencia, mi peor inversión.
Pero claro, fue la primera hace ya 20 años y, de hecho, entonces no era una inversión sino la casa donde iba a vivir mi madre.
Lo que tengo claro es que, en cuanto pueda, voy a venderla.
Va un poco en contra de mi mentalidad de diversificación, pero, si algo he aprendido a lo largo de este tiempo, es que el inmobiliario no es para mí. Y mira que a mi alrededor tengo gente a la que le va bien.
No es mi caso.
Toda la suerte que he tenido con la inversión en activos financieros, la he tenido de mala suerte con el piso, así que au revoir.
Planes a futuro
Una vez hecho el repaso general de las cifras, tengo bastante claro el camino a seguir.
En la parte del trabajo va a haber una evolución. O, más bien, una revolución.
La semana que viene te contaré más, pero digamos que, a muy corto plazo, el mix de ingresos de tres vías que venía teniendo desde hace años va a sufrir una sacudida importante.
Que creo que entenderás cuando te la explique, teniendo en cuenta las cifras de hoy.
El resto de puntos no preveo que vayan a sufrir ningún cambio importante:
- En la parte de gastos quizá puede que haya un ligero incremento, pero poca cosa.
- En la de inversiones, salvo sorpresa en forma de venta del piso en alquiler -no creo que se dé en 2.025- voy a seguir el mismo plan. No preveo ni ampliar activos ni cambiar la cuantía de mis aportes mensuales. Estoy contento como estoy.
Entonces, te emplazo a la semana que viene, cuando te explicaré con todo detalle los motivos del cambio gordo, gordo que se avecina en mi negocio.
Así que, si quieres saberlo, nos vemos en 7 días. Y si no te lo quieres perder, te suscribes aquí y te llega al correo en cuanto lo publique.
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